Gestos en movimiento

La creación ©Nicolás Freda

El gesto tiene que ver con el cuerpo y lo que transmite. En español, a veces nos referimos a ello cuando decimos que una persona «tiene un buen gesto». Las acciones y actitudes de una persona así muestran un amplio espectro, actúan con generosidad, son personas que se comportan con consideración hacia otras personas. Si una persona tiene «un buen gesto», esto se refleja también en su postura, en su forma de comunicarse gestualmente.

Podemos clasificar los gestos físicos en función del contexto en el que se sitúan y de su significado: gestos sociales (un abrazo, asentir con la cabeza, levantar el pulgar); gestos rituales que tienen un propósito específico como acciones dentro de los ritos religiosos (manos cruzadas, doblar las rodillas, bendecir las manos) y gestos emocionales y personales que expresan, por ejemplo, miedo, ira, amor, esperanza. Su ejecución depende de factores culturales, psicológicos y hereditarios.

Los artistas desarrollan gestos «más profundos». Los gestos funcionales, conceptuales o estéticos se crean a partir de una intención artística. Estos gestos pueden tomarse de las actividades cotidianas para darles un significado diferente. El mensaje que los artistas queremos transmitir con nuestra concepción de los gestos no es «literal», porque en y con el arte contemporáneo proponemos un mensaje a los espectadores. Al igual que una llave, ésta puede abrir una puerta, pero no se da el material completo, procesado o autocontenido, ni su interpretación. Es decir, detrás de la puerta pueden surgir varias interpretaciones.

El público es activo y debe «participar» en la construcción del significado de la obra y del mensaje. En este sentido, los artistas pensamos que la obra no existe plenamente sin el público. Faltaría una conclusión real. Así que con cada actuación o representación, la pieza artística cambia porque el entorno y el público son diferentes. La obra cobra vida de nuevo cada vez que se ve, y hay destinatarios activos y vivos que la completan.

Los gestos de la danza son pequeños momentos del trabajo de la danza que nos recuerdan lo que es propio del ser humano: la comunicación humana con un sentido pre-verbal. El gesto consiste en: las manos, el rostro, la mirada, la postura, la intención de la acción. ¿Se imagina cómo nos comunicaríamos si no tuviéramos un sistema fono-auditivo? Sí, por supuesto. El lenguaje existe antes de que pronunciemos palabras y antes de que aprendamos a imitar y repetir mensajes sonoros. Los gestos son todo lo que precede a la expresión verbal.

¿Puedes leer las intenciones de la gente antes de que te hablen? ¿Reconoce su intención de actuar? ¿Cómo se dirige una persona a ti cuando le pides que haga algo o cuando quieres contarle algo? ¿Cuándo y cómo se pide bailar juntos, por ejemplo un tango? Hay muchas formas de comunicarse con gestos y podemos leer «entre líneas» estos mensajes. Podemos ampliar los registros de lo visual que muestran cómo nos comunicamos con los demás mediante gestos.

En la danza se habla de «presencia escénica» para indicar la actitud o la intención del bailarín. Nos guiamos por ideas, emociones, conceptos, historias que nos hacen mover y bailar. En la pantomima, los gestos de las emociones e ideas se utilizan de forma exagerada. Decimos que estos gestos son grotescos porque los mimos tienen que mostrar el gesto «literalmente» para que se entienda que se trata de esta emoción o idea concreta y no de otra. En la mímica, hay que seguir una historia o una línea narrativa determinada, no hay un mensaje manifiesto. Sin embargo, hay tantos grados, matices y fases de la tristeza como de la alegría o de cualquier emoción o idea o noción que podamos crear. En la danza podemos abrir estos matices, las vías de las interpretaciones subjetivas y crear mundos diversos y originales.

Todo lo que hacemos tiene un contexto, un tiempo, un espacio que da un marco y una identidad a lo que queremos mostrar. Es decir, el gesto no existe solo. Un gesto forma parte de la «gramática» del lenguaje de la danza. Un gesto es como «una palabra» en una historia. Posteriormente, se crea una coreografía con gestos y movimientos combinados que le dan forma, se determina una música, se desarrolla en un espacio.

¿Cómo habla un gesto? Evoca sensaciones físicas, revela situaciones, sugiere un estado físico y/o emocional, genera ideas, cuenta historias que, quienes la observamos, iremos desentrañando.

Libertad Esmeralda Iocco