El camino va recto hacia un muro. Parece que el camino recto termina aquí. Pero donde no hay más progreso para unos, se abren nuevos caminos para otros. En la oscuridad invernal, invisible desde la distancia, el camino continúa, a derecha e izquierda, a lo largo del muro, alrededor del recinto de la Iglesia del Redentor de Chemnitz.

Desde hace dos años, incluso durante la oscuridad de diciembre, es visible para todos: hay un camino. A la luz de una suave iluminación, las alas de los ángeles y un halo de rayos brillan en la pared, justo donde el camino parece terminar.

La pastora de la Iglesia del Redentor de Chemnitz, Christine Meyer-Seifert, ideó y montó esta instalación lumínica. Un ángel espera ahora al final de la calle durante el Adviento y la Navidad. No sólo da luz. El ángel lleva la esperanza a un mundo que necesita esperanza en tiempos como los nuestros. Sin embargo, depende de la interacción: Sólo la entrada de un ser humano en la instalación la completa, despierta al ángel de su sueño. Ya sea que los ángeles aparezcan en contextos profanos o religiosos, que sean visibles temporalmente o durante todo el año, la entrega del mensaje siempre debe ir seguida de una acción. De lo contrario, el mensaje sigue siendo eso: intrascendente.

Marlen Wagner