Ángel de la historia

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En su IX tesis histórico-filosófica, Walter Benjamin escribe sobre el Angelus Novus de Klee, que, atrapado en una tormenta, va a la deriva en el tiempo, con el rostro vuelto hacia el pasado y la espalda hacia el futuro. Esta tormenta debe de ser tan poderosa que conduce a un ángel tan impotente ante ella, incapaz de detenerse, incapaz de intervenir. La tormenta del progreso, pues de eso se trata Benjamin, amontona montañas de escombros, pruebas de una única catástrofe.

Al nuevo ángel de Klee le crecen pergaminos en lugar de cabellos. ¿A quién van dirigidos estos mensajes? ¿Qué seguirá siendo descifrable cuando la tormenta se abata sobre ellos, desgarrándolos?
¿Qué podría liberar al ángel de la tormenta para que pueda volver a volar con sus alas? El tiempo del progreso, Chronos, es representado con alas, pero también es él quien corta las alas de los demás. (Por ejemplo, en los cuadros de Pierre Mignard, Michel Lalos, Van Dyck, Giacinto Gimignani; en la alegoría de Johann Heinrich Schönfeld, Eros incluso entrega sus alas a Chronos).
¿Cómo se puede «aprovechar la oportunidad» y encontrar el kairós, el tiempo condensado, en Chronos, en el tiempo que transcurre?
Y: ¿Este texto de Benjamin cuenta una pesadilla? ¿Y quién la sueña? ¿Sueñan los ángeles? ¿Sueñan despiertos o de noche? Y si es así, ¿con qué soñaría el ángel de la historia?